Jamás es perdido el bien que se hace...
Ayudar a las personas, brindar apoyo, cooperar con las organizaciones, etc., son actos buenos que mejoran la calidad de vida en general. Pero mas allá de ser una buena acción, estas gestiones benefician directa e inmediatamente a la persona que los realiza.
Una palabra de aliento a una persona que se siente sola o triste, una comida preparada, una sonrisa así como el apoyo económico a una persona necesitada puede cambiar la perspectiva de la vida de cualquier persona; y sin buscarlo, esta acción termina ayudando mayormente a la misma persona.
Cuando uno se voluntaria con el fin genuino y sincero de ayudar a los otros por gusto y con la pura intensión de dar sin esperar nada a cambio, surge un sentimiento de satisfacción y hasta de encanto que nutre y enriquece inmediatamente. Las capacidades personales se mejoran y la sensibilidad se afina logrando que finalmente todos salgan beneficiados.
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